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Severo Barraza, la historia de un político

La última vez que dialogué con don Severo Barraza, estaba de pie, fuerte y con ánimo. En el taller de engrasado y cambio de aceite, ubicado en el corazón de la Chaveña, el político de la vieja guardia alentaba a los compañeros de partido (el PRI) a pelear la tierra, como lo dijo el general Emiliano Zapata, “la tierra es de quien la trabaja”, pero también “para quien la necesita”, dijo en aquella ocasión del líder campesino y popular.
El de ayer fue un encuentro circunstancial. Como periodista verifiqué lo que siempre he creído, que las instituciones y los partidos políticos son fábricas de ingratitud que explotan a sus miembros, a quienes les sirven, a quien lleva al poder a los políticos… luego, los abandonan; se olvidan de ellos y los obligan a vivir de los recuerdos, de las glorias pasadas.
En 1991, supe por primera ocasión de don Severo Barraza. En esos días de gloria, era uno de los fieles líderes priístas que participaba en los distritos rurales, en los entonces poderosos seccionales del tricolor y en la CNOP; en esos tiempos de gloria, junto con otros titanes de la política al servicio del PRI, hicieron ganar a su partido y sentar las bases del poder que ahora nos gobierna. También sintieron la boca amarga el día en que el PAN les arrebató el poder y los sentaron en una banca durante 12 largos años.
Muchos tiempo después, bajo otra circunstancia, encuentro a don Severo, hijo del revolucionario Francisco Barraza Lucero, hombre cercano a Francisco Villa, sentado en una silla de ruedas, incapaz de movilizarse por su cuenta, pero con una mente lúcida que logra exponer el tiempo pasado y presente.
Fiel a su convicción, se da el lujo de creer, con suficiente esperanza, que algún día su salud regresará al cuerpo y podrá ser como antes.
Ese día, ya sano, este hombre nacido el 8 de noviembre de 1929, irá a visitar a Teto Murguía y a César Duarte, a quienes admira y a quienes ayudó en sus carreras políticas, desde su trinchera y su liderazgo.
Recuerda con alegría la fecha de su nacimiento, porque fue el mismo año en que Plutarco Elías Calles y otros políticos de la época fundaron el PNR (hoy PRI). Han pasado muchos años y el partido sigue siendo el mismo, en esencia. Igual de ingratos son los políticos que lo conforman, que olvidan a sus glorias, a quienes sentaron las bases del nuevo PRI… ahora, esas glorias, están lejos de la vida partidista, pero no de la ilusión de ver ganar al tricolor y sacar de Los Pinos al Partido Acción Nacional. Eso será en el 2012, si el voto favorece al tricolor.

LA TRAGEDIA

La tragedia del líder priísta sucedió poco antes del mes de mayo del 2010. A la una de la mañana, la desventura tocó a su puerta. Su esposa, con quien mantuvo un matrimonio de 58 años, sufrió una caída en el baño la casa.
Asustado, don Severo, fue a levantar a su mujer amada que se quejaba de los golpes y pedía ayuda. Al intentar incorporarse, con su esposa en brazos, el líder priísta, sintió un dolor intenso en la espalda baja.
“Creo que me lastimé la columna”, le dijo a su esposa y poco a poco la puso en el suelo, ambos estaban lastimados, heridos; esa madrugada se marcó el futuro de ambos.
En el mes de mayo del 2010, aquella mujer a la que desposó cuando tenía 15 años, de quien se enamoró y con quien tuvo 4 hijos, murió súbitamente concluyendo así una historia matrimonial que hoy se recuerda con nostalgia.
Después de 58 años de de matrimonio… y luego la muerte ¿la mujer se va o se queda en casa?, se le pregunta a don Severo.
Es la primera ocasión que su rostro cambia de semblante. Finge no entender la pregunta, pero hila perfectamente la respuesta.
“Era una mujer hermosa: rostro blanco, cabello largo, ojos de color… era hermosa mi esposa, fui feliz con ella. Ahora procuro no recordarla”.
Su negocio se ubica a unos metros de la casa en la que vivió el matrimonio por 40 años. Es allí mismo, en la Chaveña.
En la charla informal recordamos a los que fueron y son sus compañeros de lucha, Santiago (Chago) Nieto, su compadre y amigo. Al ahora regidor lo describe como prototipo de político priísta. Yo pienso que si la institucionalidad partidista tuviera forma humana, la representaría Chago Nieto.
Severo y Chago trabajaron en la Junta de Mejoras Materiales, los recuerdos fluyen en la mente del líder que platica la anécdota vivida con el dueño de un periódico que en una ocasión le pidió una maquinaria prestada.
“Venga a las 5 de la mañana por ella”, le dije, pero “llegó a las 9 y yo ya la había prestado”, relata el señor Barraza
El periodista se molestó y don Severo lo confrontó: “El hecho que usted sea el dueño de un periódico no lo faculta para que actúe de una forma prepotente”, recuerda haberle dicho el líder priísta.
En esos recuerdos, revela que Oscar Nieto Burciaga, hijo de Chago, es su ahijado, “un buen muchacho”, dice don Severo.
En su taller cuelga un reloj que evoca el tiempo en que Sergio Vázquez Olivas, hoy líder de la CNOP en Juárez, fue diputado federal.
En el libro imaginario de los recuerdos aparecen periodistas, como el finado Ramón Guzmán, el buen amigo Fernando Medina, El rarotonga (que no se acuerda de su nombre), Aurelio Páez Chavira, Eleazar Lara, don Pedro Meneses Hoyos, Arnoldo Cabada que es del mismo pueblo duranguense del revolucionario Francisco Barraza Lucero, su padre.

SU PATRIMONIO

Hay momentos en que don Severo Barraza se desespera. No es lo mismo mirar la vida como hace un año en que podía moverse y engrasar los vehículos a como lo hace ahora, dirigiendo su pequeño universo desde una silla de ruedas.
Confiesa que tiene fe en que un sobador-quiropráctico lo haga caminar de nuevo. En las dos primeras sesiones, el hombre que lo atiende ha utilizado ventosas para destensar el nervio que está alojado entre las vértebras.
Sus manos le hormiguean y las piernas no las puede mover, pero su mente se mueve con tal rapidez para enumerar los momentos de la revolución, de la postrevolución, del periodo glorioso del PRI y de las nueva etapa de ese partido.
A manera de broma nos pide que “le traigan” al presidente Calderón para decirle que “no sabe gobernar y que ha violado la Constitución al sacar al Ejército a las calles y luego, al llenarnos de federales las calles”.
Y allí, en la silla de ruedas, el líder del PRI aún tiene la esperanza de ir un día de estos a la oficina de Teto Murguía o al encuentro con César Duarte para platicar con ellos y recordar los viejos tiempos del partido.
Barraza es la imagen de la ingratitud en la que incurren los gobernantes emanados de la totalidad de los partidos políticos. Esas glorias que dieron vida al partido, que movieron la estructura, que hicieron triunfar a los diversos candidatos lanzados en las contiendas federales y locales, ahora están olvidados, sin ninguna atención médica, sin ningún apoyo económico. Sus negocios, en este caso el taller de engrasado y cambio de aceite, no son tomados en cuenta por los gobiernos emanados del PRI, porque “no reúnen los requisitos fiscales”.
Padre de cuatro profesionistas, una doctora (“que no cura”, dice en broma) en economía, catedrática de la Uacj; un abogado que labora en el Municipio, Javier; un arquitecto que vive en los Estados Unidos y una sicóloga, que es la menor, don Severo ha claudicado en la idea de viajar a los Estados Unidos a que lo operen de la espalda.
Tres días antes de la cita en el hospital de El Paso, Texas, donde le destensarían el nervio que le aprisionan unas de sus vértebras, se le venció la visa láser.
El día de la cita, para la renovación de la visa, cuenta el líder, estuvo a punto de perder los estribos, porque la oficial del Consulado americano le negó la oportunidad de ir a los Estados Unidos.
Ver a mi hija, la doctora en economía, llorar frente a la oficial del Consulado me hizo sentirme mal y estuve a punto de proferirle un reclamo a la mujer que nos atendió, pero guardé la calma.
Y las comparaciones son odiosas, pero necesarias. En El Paso, Texas la operación de espalda se cotiza en mil 600 dólares; en Ciudad Juárez cuesta 100 mil pesos.
Entre el sarcasmo y el reconocimiento de su realidad, Severo Barraza, nacido el 8 de Noviembre de 1929, el mismo año en que nació el PNR (hoy PRI), afirma: así me quedo, total para lo que me resta de vida… luego ríe, agradecido con Dios, que le dio una bonita vida, una hermosa mujer, cuatro hijos, un partido, el PRI, un padre revolucionario y un cantante, Pedro Infante, que fue su ídolo cuando estuvo joven, esto sin contar a Chago Nieto, que es como su guía en política.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx

Comentarios

  1. Don severo una persona que me trae buenos recuerdos quiero saber qué pasa con el

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