Editorial Periódico El Mexicano
En los últimos días el gobierno federal nos ha invadido de anuncios publicitarios que hablan del Estado de Chihuahua y de ciudad Juárez. Es un maquillaje a la verdad y un dispendio inútil que tiene como fin demostrar que se ha trabajado en esta frontera y que lo realizado es un éxito social.
Sería absurdo dejar de agradecer- como sociedad- la obra social y el esfuerzo del gobierno federal en apoyo a los juarenses, pero es el tiempo de hablar de la realidad, de aplicar el criterio periodístico sano y sin el matiz político que todo lo ensucia.
Este medio informativo buscó la verdad, si se puede llamar así, en relación a lo que ocurre en el Centro Comunitario de la colonia Francisco I. Madero, por cierto ubicado en el distrito federal 02 de dónde surgió como diputado federal el actual alcalde, Héctor Murguía y donde se suponía participaría como abanderado priísta su hermano, Luis.
En el reparto de candidaturas a las diputaciones federales, el priismo estatal decidió mover al hermano del alcalde al distrito 04 y dejar, en el 02 a Ignacio Duarte, primo hermano del gobernador. En fin, cosas de familia.
El anuncio del gobierno federal hace énfasis en la gran actividad social que se desarrolla en el Francisco I. Madero, asunto que movió a esta casa editora a investigar lo que ocurre en el Centro Comunitario ‘modelo’.
Muchas alabanzas se ciernen sobre este inmueble. Lo tienen como el más grande y de mayor impacto de Latinoamérica ¿cómo estarán los demás?; el de mayor inversión; el que acabó con la violencia en 12 colonias del poniente; el que otorga oportunidades a los jóvenes roqueros; el que facilita las clases de computación y hace felices a las madres de familia, según reza en el anuncio publicitario de Sedesol que utilizó ‘artistas’ e improvisó los comerciales con falsos alumnos.
Lo mismo ocurrió ayer: ante la falta de alumnos, reclutaron amigos y familiares para que llenaran (algo imposible) los salones de clases. Olvidaron que para realizar una receta de cocina no bastan los estudiantes, sino los ingredientes y el maestro.
Como medio de comunicación tenemos la obligación moral de corroborar, de confrontar los datos frente a la cruda realidad, de llevar la verdad por sobre los intereses políticos del momento.
La investigación ha molestado al director general de Centros Comunitarios y al encargado del inmueble que opera en la Francisco I. Madero. Ante la falta de argumentos, Fuentes llamó a sus subalternos a ‘no hacer caso a periodiquitos’, refiriéndose a El Mexicano y frente a varios testigos, en un Centro Comunitario advirtió que ‘se la pelan’, ese golpeteo ‘me vale madre’. Ese es el lenguaje y el nivel intelectual de quien dirige una parte de los programas sociales del municipio, quien se escuda en la amistad y sociedad que dice tener con el alcalde.
Luego, su subalterno, el encargado del Centro, advirtió que ‘no dejaría las cosas así…’, además de confrontar directamente, frente a empleados de Sedesol, al reportero de El Mexicano, quien al exponer la queja ante Fuentes se concretó a decir que Francisco López ‘era un pendejo’.
La molestia no estriba en la demostración de la verdad, de la realidad: que el Francisco I. Madero, donde ser invirtieron 46 millones de pesos, es un fracaso en este momento; que no es el reflejo de los odiosos anuncios que transmite la radio y la televisión y que, ocasionalmente, publican los medios impresos.
¿Por qué se molesta Maurilio Fuentes Estrada? No lo sabemos. ¿Por qué se irrita y amenaza el encargado del Centro Comunitario, Francisco López, señalado por los mismos usuarios del lugar como un hombre violento, proclive a las amenazas y a las fiestas con licor y cerveza en los dominios que le reconstruyó la Sedesol? No lo sabemos.
El periódico no intentó, en ningún momento, denostar el trabajo político y social que realiza el municipio, sino demostrar que el gobierno federal miente con sus anuncios televisivos oportunistas y llenos de buenos deseos.
No dudamos que el centro de la Madero logre un respeto social y, en el futuro, se convierta en lo que no es hoy, utilizando los fondos de Sedesol (porque el municipio y el Estado no tienen recursos). Claro que pueda despegar para convertirse en lo que sueñan los publicistas del gobierno federal, pero en este momento es un elefante blanco.
Consideramos necesario que la intratable subdelegada de Sedesol en Juárez, Regina Uranga se despoje de su exacerbado amor a sus ideales personales y corrobore dónde y cómo se están utilizando las inversiones de Sedesol, no únicamente en los Centros Comunitarios, sino en donde se hayan aplicado.
Existen muchas versiones que preocupan, como la pérdida de varias laptops; el ¿robo? de equipo de música y sonido donde hay muchas sospechas, además de los saqueos a edificios municipales que recibieron fondos de Sedesol; lo anterior sin contar varios actos de latrocinio a inmuebles, también del municipio, donde, curiosamente, se llevaron el equipamiento que otorgó el gobierno federal.
Lo más grave es la perversa adquisición de equipo de segunda en el mercado de segundas los Herrajeros para cubrir los faltantes de instrumentos y equipo que se ha perdido en donde están involucrados funcionarios de segundo nivel.
Esos amoríos y arrumacos entre Sedesol y Centros Comunitarios será el presagio para que todos esos eventos delictivos queden impunes.
La señora Uranga, especialista en hacer sentir más miserables a los pobres extremos que atiende, ha salido a la defensa del Centro Comunitario de la Madero como si se tratara de un templo de fe y no de un fracaso- en estos momentos- del proyecto social.
Es una vergüenza que personas con un notable desequilibrio en sus estados de ánimo estén al frente de instituciones tan sensibles como es la subdelegación de la Sedesol.
Y es triste reconocerlo, así se mueve el asistencialismo enfocado a la pobreza; son los ricos de abolengo, los que nunca han sufrido la desgracia del hambre y la necesidad, quienes se ensañan con la población que no se puede defender.
¿En manos de quién está el asistencialismo? Esa es una pregunta cuya respuesta nos debe de preocupar a todos. En este momento quienes mueven el abanico de la función social son beodos y alterados hormonales ascendidos a la política porque son amigos o familiares de alguien.
Es el tiempo de analizar profundamente el asistencialismo. Las instituciones que se encargan de apoyar a la población no pueden estar en manos de desequilibrados o desequilibradas mentales, que han hormonizado la función pública y que intentan trascender como servidores del gobierno con sus odaliscas en turno, ubicadas en puestos estratégicos.
No, la función pública tiene que cambiar, sobre todo en áreas tan sensibles y tan llenas de necesidad como son las colonias donde viven los pobres.
El periódico El Mexicano no tiene pleito con nadie. Es un medio de comunicación que forma parte de la Organización Editorial Mexicana, propiedad de un destacado empresario del país que cuenta con 74 periódicos, varias estaciones de radio y canales de televisión. Somos, en lo global, la cadena más importante de Latinoamérica.
No improvisamos. Nuestra denuncia no es política, ni tiene otro fin. Estamos detrás de la subjetiva verdad y esta llegará, tarde o temprano.
En los últimos días el gobierno federal nos ha invadido de anuncios publicitarios que hablan del Estado de Chihuahua y de ciudad Juárez. Es un maquillaje a la verdad y un dispendio inútil que tiene como fin demostrar que se ha trabajado en esta frontera y que lo realizado es un éxito social.
Sería absurdo dejar de agradecer- como sociedad- la obra social y el esfuerzo del gobierno federal en apoyo a los juarenses, pero es el tiempo de hablar de la realidad, de aplicar el criterio periodístico sano y sin el matiz político que todo lo ensucia.
Este medio informativo buscó la verdad, si se puede llamar así, en relación a lo que ocurre en el Centro Comunitario de la colonia Francisco I. Madero, por cierto ubicado en el distrito federal 02 de dónde surgió como diputado federal el actual alcalde, Héctor Murguía y donde se suponía participaría como abanderado priísta su hermano, Luis.
En el reparto de candidaturas a las diputaciones federales, el priismo estatal decidió mover al hermano del alcalde al distrito 04 y dejar, en el 02 a Ignacio Duarte, primo hermano del gobernador. En fin, cosas de familia.
El anuncio del gobierno federal hace énfasis en la gran actividad social que se desarrolla en el Francisco I. Madero, asunto que movió a esta casa editora a investigar lo que ocurre en el Centro Comunitario ‘modelo’.
Muchas alabanzas se ciernen sobre este inmueble. Lo tienen como el más grande y de mayor impacto de Latinoamérica ¿cómo estarán los demás?; el de mayor inversión; el que acabó con la violencia en 12 colonias del poniente; el que otorga oportunidades a los jóvenes roqueros; el que facilita las clases de computación y hace felices a las madres de familia, según reza en el anuncio publicitario de Sedesol que utilizó ‘artistas’ e improvisó los comerciales con falsos alumnos.
Lo mismo ocurrió ayer: ante la falta de alumnos, reclutaron amigos y familiares para que llenaran (algo imposible) los salones de clases. Olvidaron que para realizar una receta de cocina no bastan los estudiantes, sino los ingredientes y el maestro.
Como medio de comunicación tenemos la obligación moral de corroborar, de confrontar los datos frente a la cruda realidad, de llevar la verdad por sobre los intereses políticos del momento.
La investigación ha molestado al director general de Centros Comunitarios y al encargado del inmueble que opera en la Francisco I. Madero. Ante la falta de argumentos, Fuentes llamó a sus subalternos a ‘no hacer caso a periodiquitos’, refiriéndose a El Mexicano y frente a varios testigos, en un Centro Comunitario advirtió que ‘se la pelan’, ese golpeteo ‘me vale madre’. Ese es el lenguaje y el nivel intelectual de quien dirige una parte de los programas sociales del municipio, quien se escuda en la amistad y sociedad que dice tener con el alcalde.
Luego, su subalterno, el encargado del Centro, advirtió que ‘no dejaría las cosas así…’, además de confrontar directamente, frente a empleados de Sedesol, al reportero de El Mexicano, quien al exponer la queja ante Fuentes se concretó a decir que Francisco López ‘era un pendejo’.
La molestia no estriba en la demostración de la verdad, de la realidad: que el Francisco I. Madero, donde ser invirtieron 46 millones de pesos, es un fracaso en este momento; que no es el reflejo de los odiosos anuncios que transmite la radio y la televisión y que, ocasionalmente, publican los medios impresos.
¿Por qué se molesta Maurilio Fuentes Estrada? No lo sabemos. ¿Por qué se irrita y amenaza el encargado del Centro Comunitario, Francisco López, señalado por los mismos usuarios del lugar como un hombre violento, proclive a las amenazas y a las fiestas con licor y cerveza en los dominios que le reconstruyó la Sedesol? No lo sabemos.
El periódico no intentó, en ningún momento, denostar el trabajo político y social que realiza el municipio, sino demostrar que el gobierno federal miente con sus anuncios televisivos oportunistas y llenos de buenos deseos.
No dudamos que el centro de la Madero logre un respeto social y, en el futuro, se convierta en lo que no es hoy, utilizando los fondos de Sedesol (porque el municipio y el Estado no tienen recursos). Claro que pueda despegar para convertirse en lo que sueñan los publicistas del gobierno federal, pero en este momento es un elefante blanco.
Consideramos necesario que la intratable subdelegada de Sedesol en Juárez, Regina Uranga se despoje de su exacerbado amor a sus ideales personales y corrobore dónde y cómo se están utilizando las inversiones de Sedesol, no únicamente en los Centros Comunitarios, sino en donde se hayan aplicado.
Existen muchas versiones que preocupan, como la pérdida de varias laptops; el ¿robo? de equipo de música y sonido donde hay muchas sospechas, además de los saqueos a edificios municipales que recibieron fondos de Sedesol; lo anterior sin contar varios actos de latrocinio a inmuebles, también del municipio, donde, curiosamente, se llevaron el equipamiento que otorgó el gobierno federal.
Lo más grave es la perversa adquisición de equipo de segunda en el mercado de segundas los Herrajeros para cubrir los faltantes de instrumentos y equipo que se ha perdido en donde están involucrados funcionarios de segundo nivel.
Esos amoríos y arrumacos entre Sedesol y Centros Comunitarios será el presagio para que todos esos eventos delictivos queden impunes.
La señora Uranga, especialista en hacer sentir más miserables a los pobres extremos que atiende, ha salido a la defensa del Centro Comunitario de la Madero como si se tratara de un templo de fe y no de un fracaso- en estos momentos- del proyecto social.
Es una vergüenza que personas con un notable desequilibrio en sus estados de ánimo estén al frente de instituciones tan sensibles como es la subdelegación de la Sedesol.
Y es triste reconocerlo, así se mueve el asistencialismo enfocado a la pobreza; son los ricos de abolengo, los que nunca han sufrido la desgracia del hambre y la necesidad, quienes se ensañan con la población que no se puede defender.
¿En manos de quién está el asistencialismo? Esa es una pregunta cuya respuesta nos debe de preocupar a todos. En este momento quienes mueven el abanico de la función social son beodos y alterados hormonales ascendidos a la política porque son amigos o familiares de alguien.
Es el tiempo de analizar profundamente el asistencialismo. Las instituciones que se encargan de apoyar a la población no pueden estar en manos de desequilibrados o desequilibradas mentales, que han hormonizado la función pública y que intentan trascender como servidores del gobierno con sus odaliscas en turno, ubicadas en puestos estratégicos.
No, la función pública tiene que cambiar, sobre todo en áreas tan sensibles y tan llenas de necesidad como son las colonias donde viven los pobres.
El periódico El Mexicano no tiene pleito con nadie. Es un medio de comunicación que forma parte de la Organización Editorial Mexicana, propiedad de un destacado empresario del país que cuenta con 74 periódicos, varias estaciones de radio y canales de televisión. Somos, en lo global, la cadena más importante de Latinoamérica.
No improvisamos. Nuestra denuncia no es política, ni tiene otro fin. Estamos detrás de la subjetiva verdad y esta llegará, tarde o temprano.
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