El miércoles de la semana pasada circuló en el sistema de correos electrónicos de algunos reporteros de Ciudad Juárez, un documento titulado ‘Los dolidos, los miedosos y los vendidos del narcotráfico’, que refiere la posición de los medios de comunicación en el tema específico de la narcoviolencia en esta frontera.
No cito el documento porque sea una carta magna o el reflejo lo más inteligente que haya leído sobre el tema, lo refiero por la simple razón de que se trata de un artículo (supongo de que de opinión) que refleja, coincidentemente, el contenido del discurso oficial que hemos escuchado en los últimos meses.
Simple y llanamente podemos decir que en el Estado de Chihuahua, disentir de los gobernantes, de los poderes fácticos, de los organismos de la iniciativa privada, de los órganos legislativos, de los regidores y de toda la pléyade que conforma el poder absurdo y arrabalero que se ha repartido durante años el poder económico, como si fuera un auténtico botín, es arriesgarse a epítetos y sospechas que se encienden como llamadas de alerta, como mecheros en los caminos oscuros de este remedo de civilización que ellos mismos crearon.
Es absurdo como estas mentes pobres y superficiales, incapaces para el debate como una forma inteligente de expresión y de confrontación, ahora cambien el sentido de las acciones y, después de embarrarnos como sociedad por la forma en que se vendieron al crimen organizado y por su incapacidad para frenar la violencia, ahora digan que son los medios de comunicación, los reporteros de quinta y los patrones lavadores, los responsables de lo que aquí ocurre.
Si el periodista difiere de la opinión de los gobernantes en turno, quiere decir que es ‘nagualón, beato y panista’; si las opiniones son a favor, quiere decir que “anda buscando el chayote (la dádiva económica) y está vendiendo su pluma”… y es repudiado por el PAN; si el reportero emite una opinión contraria un gobernante en particular, es que “quiere publicidad” y “hay que negociar con él para que se calle… porque es chayotero”.
Si se escribe en contra de los proyectos Ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan), entonces los periodistas son parte de los Nonos (No apoyan y No aportan nada)… si la opinión es en contra de la Iniciativa Privada, entonces el comunicador pertenece al PRD o, en la peor de las ofensas, seguidor del Peje (López Obrador).
La mente cuadrada de algunos gobernantes cierra la expectativa de debate profundo, ya que muchos de ellos son apoyados por los jilguerillos que operan en los medios de comunicación que tienen la vergonzosa tarea de acrecentar el ego a los mal llamados ‘servidores públicos’ y hacer creer que en la atmósfera en la que viven todas las cosas son perfectas.
ENTORNO VIOLENTO
En el entorno de la violencia en Ciudad Juárez, muchos sectores han llegado a creer que los medios de comunicación son los culpables de que no haya un freno a la escalada de violencia.
Cada vez que se escribe de los capos del narcotráfico, de los grupos en contienda, de las feroces matanzas, de las narcopintas, de la corrupción policiaca y gubernamental, estamos alentando el miedo social, y fomentando el narcotráfico al realizar apologías periodísticas de los causantes del fenómeno delictivo.
A eso le han llamado los gobernantes vendidos, periodistas sin sentido social, corruptos, sin amor por ciudad Juárez.
En la carta que circuló la semana pasada se hacía alusión de todo lo anterior.
El documento refiere:
“Habrá a quienes les pesa en el alma que la situación que se vive en esta tan adolorida y golpeteada ciudad, por fin se esté tornando hacia el beneficio de la ciudadanía, pero nunca falta que los vendidos a los grupos criminales, quienes por estar en sus viendo intereses particulares e hinchar sus bolsillos permitan que esta ciudad fronteriza se venda a todo el mundo como la más violenta” (hasta aquí uno de sus párrafos).
Los que vivimos en ciudad Juárez, no tenemos los índices de medición para poder aportar datos tan relevantes como los mostrados a nivel nacional. Los periodistas no tenemos tratos con esas agrupaciones que se encargan, entre otras cosas, de medir la violencia, la corrupción y la transparencia. Solo escribimos sus reportes que son vergonzosos, por cierto.
¿Los gobernantes se molestarán también porque decimos que somos un país con autoridades corruptas? ¿estarán muy molestos nuestros políticos porque las mediciones de transparencia a nivel internacional nos hunden como nación con muy poca claridad en el manejo de la función pública?
En términos simples, el periodista y los medios de comunicación no inventamos las mediciones, solo las publicamos.
Cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos recomienda a sus ciudadanos y a todo el mundo ‘no viajar a México’, porque es un país inseguro y corrupto, ¿somos los periodistas los que le aportamos a la señora Clinton los datos de esa inseguridad y corrupción o son sus agencias de investigación las que generan los datos de lo que realmente es nuestro país? Los periodistas solo las publicamos.
El documento ‘Los dolidos, los miedosos y los vendidos del narcotráfico’ sigue:
“Cuando los medios de comunicación, reporteros, fotógrafos, editorialistas y quienes se dicen ser periodistas no quieren permitir que esta situación siga su curso en beneficio de la comunidad juarense, lejos de esto, buscan hacer las notas negativas del tamaño mayor posible para denigrar los trabajos que realizan las corporaciones.
El crear la confusión en la ciudadanía y establecer la falta de confianza de los juarenses en las policías es a la tarea a la que se han abocado los medios de comunicación en los últimos años, es decir, ¿quién le dijo a Armando Cabada, que el ser periodista es editorializar un noticiero y tratar de formar a toda costa un criterio al televidente cuando la noticia o la narración de la misma, debe ser veraz, oportuna y objetiva, para que la gente tenga la oportunidad de crear su propio criterio de la noticia real, y no el que los nefastos conductores quieran imponer?” (hasta aquí otra parte del documento).
Si bien es cierto, el Canal 44, propiedad de la familia Cabada, se ha extralimitado en cuanto al uso de la violencia en sus programas estelares de noticias, en lo particular, como interesado en la información televisiva diaria de la mayoría de los canales locales, nunca he escuchado que el gobernador, César Duarte; el alcalde, Héctor Murguía; los diputados, de todos los partidos que acuden al programa; los Fiscales, el estatal y el local y la mayoría de los funcionarios públicos que pasan por ese noticiero, principalmente con el conductor y director de Noticias, Armando Cabada, le expresen un grado de insatisfacción por el contenido editorial del canal televisivo.
Por el contrario, con mucha frecuencia, por no decir que siempre, los políticos aludidos alardean que “es un privilegio estar en el noticiero más escuchado y objetivo de televisión” y hasta “señor Cabada le dicen”. Entonces, ¿dónde está la indignación? Lloran como plañideras lo que no defienden como hombres.
En otra parte del documento se menciona lo siguiente:
“Cuando estos tipos ‘periodistas de quinta’ no conformes con la lamentable situación, le repiten tres veces al día la dosis de violencia a la ciudadanía, para seguirla alimentando de morbo y darle ideas a los mugrosos ociosos que nada más están buscado innovar las formas de hacer sus ataques, para que por la vía medios de comunicación creen el terrorismo en la ciudad.
¡Pero claro! Son muchos los intereses que tienen invertidos algunos medios de comunicación al explotar la lamentable y dolorosa etapa que sufre esta ciudad, y están seguros de que en cuanto se logre erradicar de tajo el problema, los sucios noticieros irán a la baja, las ventas de sus periódicos desaparecerán por completo y entonces será cuando sus bolsillos van a extrañar las penosas muertes que se dejaban ver por las calles de la ciudad.
Es tanto el nivel de miedo que tienen de que sus mediocres canales se dejen de ver en los televisores de los dolidos juarenses, que tienen que apoyar a los carteles de la droga presionando a través del golpeteo mediático a funcionarios de cualquier nivel, olvidando por completo la ética del periodista.
Los reporteros se han vuelto en extorsionadores corrientes al igual que quienes incendian negocios, o se rebajan a la par de un humillante secuestrador o un asesino que no nos explicamos cómo pueden dormir tranquilos tras privar de la vida a un niña, una señora o un ser humano, de igual forma los reporteros, los conductores y los editoriales, quienes promueven las mañas y estupideces de los malandros.
Juárez tiene cientos de atractivos que aún y con toda la situación de violencia que se ha vivido en esta ciudad, los vendedores del morbo, del amarillismo y de la nota roja, prefieren dar sus espacios más importantes para vanagloriar a los asesinos que aprovechan la hora pico de los noticieros, para hacer valer los convenios millonarios de publicidad entre cárteles y medios (propietarios) para publicar en vivo las marranadas que se hacen en esta ciudad, por eso muchos de ellos han sido amenazados y otros más asesinados, además de contar los exiliados, que ahora viven en El Paso, Texas.
No conformes con eso al percatarse de que a más de un mes de la llegada de un nuevo mando a la policía de los juarenses, quienes tienen que salvaguardar la vida de los suyos y quienes realmente son los que van a terminar con este gran problema, y se dan cuenta que están dando resultados.
Se dejan ver detenciones importantes de ambos bandos, sin permitir distinciones ni dar oportunidades, basta observar las amenazas que se han realizado contra mandos y agentes por hacer bien su trabajo, es tiempo de que los juarenses abramos los ojos y vendamos el Juárez que es en realidad y hagamos a un lado las estupideces que a diario repiten los canales vendidos para atosigar y presionar la salida de servidores públicos que ponen en aprietos a los jefes de la mafia y a algunos empresarios con los que se les relaciona por el “lavado” de dinero, que todos sabemos está manchado de sangre” (hasta aquí el documento total).
La transmisión del anterior documento, según el análisis que se hace del mismo, proviene de entidades (espero que no sean periodísticas) ligadas al poder.
Y aunque la crítica no está dirigida, en específico, a los medios impresos, es necesario hacer una defensa, no de los canales de televisión, ellos se defienden solos, sino del oficio periodístico, del riesgo que corren los comunicadores por las visiones absurdas que está emitiendo el poder en cuanto a la concepción de la comunicación.
Es imposible que las asociaciones de periodistas, totalmente corrompidas y vendidas al mejor postor, puedan salir a la defensa de los medios de comunicación que se pueden sentir aludidos con publicaciones espurias, lanzadas desde el anonimato.
No esperamos mucho de esas agrupaciones, que están al servicio del poder, que tienen tratos con el poder y que reciben canonjías con el poder…
Desde esta trinchera (no sé si humilde o no), no puedo hacer mucho y no pretendo generar esa defensa que no me corresponde. Este análisis está enfocado al debate, a una confrontación de ideas entre iguales, sin que medien las voraces plañideras que están incrustadas en el gobierno o que nos gobiernan.
Y cuando decimos entre iguales, se trata de discutir el tema con inteligencia, con altura, no con gritos y con pucheros como debaten los mujerujos del gobierno.
Cuando Julián Leyzaola Pérez fue nombrado Secretario Municipal de Seguridad Pública, los periodistas de Juárez no inventamos las averiguaciones por tortura y secuestro que existen en la ciudad de Tijuana, Baja California Norte, sino que esos datos fueron divulgados por los organismos de derechos humanos que están siguiendo el caso.
Los periodistas no inventamos la desaparición y muerte de cuatro jóvenes a manos de agentes de la policía municipal, hecho que sigue impune hasta este día. Ni tampoco pugnamos porque la autoridad municipal fingiera demencia endosando el caso a la Fiscalía Estatal que tampoco ha hecho nada para tranquilizar a la opinión pública.
Los periodistas no obligamos a un agente del grupo Delta a que acudiera a asaltar a una mujer y, de paso, a un camión de reparto de valores.
Los periodistas no inventamos que dos agentes de la municipal se convirtieran, en sus días francos, en ladrones de cajeros automáticos.
Todo lo anterior obra en autos y es parte de averiguaciones serias. Detrás de cada una de ellas existen ciudadanos lastimados y ofendidos que exigen una respuesta.
E insisto, que cada quien se defienda solo. Hoy, mi preocupación, es la forma tan mocha, tan cuadrada, como se intenta el desprestigio cuando las estrofas de los coros, no son del agrado de quienes gobiernan… Y ahora resulta que muchos periodistas de Juárez ya son como delincuentes extorsionadores, equiparados así por el simple hecho de decir lo que sienten y lo que piensan.
Yo preguntaría: en un debate serio, de profundidad, honesto… ¿quiénes son los delincuentes? Por allí deberíamos de iniciar, ubicando a cada quién en su posición, comparando la forma en cómo viven la mayoría de los periodistas en relación con los llamados servidores públicos. En ese momento sabríamos, sin lugar a dudas, quiénes son los delincuentes.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx
No cito el documento porque sea una carta magna o el reflejo lo más inteligente que haya leído sobre el tema, lo refiero por la simple razón de que se trata de un artículo (supongo de que de opinión) que refleja, coincidentemente, el contenido del discurso oficial que hemos escuchado en los últimos meses.
Simple y llanamente podemos decir que en el Estado de Chihuahua, disentir de los gobernantes, de los poderes fácticos, de los organismos de la iniciativa privada, de los órganos legislativos, de los regidores y de toda la pléyade que conforma el poder absurdo y arrabalero que se ha repartido durante años el poder económico, como si fuera un auténtico botín, es arriesgarse a epítetos y sospechas que se encienden como llamadas de alerta, como mecheros en los caminos oscuros de este remedo de civilización que ellos mismos crearon.
Es absurdo como estas mentes pobres y superficiales, incapaces para el debate como una forma inteligente de expresión y de confrontación, ahora cambien el sentido de las acciones y, después de embarrarnos como sociedad por la forma en que se vendieron al crimen organizado y por su incapacidad para frenar la violencia, ahora digan que son los medios de comunicación, los reporteros de quinta y los patrones lavadores, los responsables de lo que aquí ocurre.
Si el periodista difiere de la opinión de los gobernantes en turno, quiere decir que es ‘nagualón, beato y panista’; si las opiniones son a favor, quiere decir que “anda buscando el chayote (la dádiva económica) y está vendiendo su pluma”… y es repudiado por el PAN; si el reportero emite una opinión contraria un gobernante en particular, es que “quiere publicidad” y “hay que negociar con él para que se calle… porque es chayotero”.
Si se escribe en contra de los proyectos Ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan), entonces los periodistas son parte de los Nonos (No apoyan y No aportan nada)… si la opinión es en contra de la Iniciativa Privada, entonces el comunicador pertenece al PRD o, en la peor de las ofensas, seguidor del Peje (López Obrador).
La mente cuadrada de algunos gobernantes cierra la expectativa de debate profundo, ya que muchos de ellos son apoyados por los jilguerillos que operan en los medios de comunicación que tienen la vergonzosa tarea de acrecentar el ego a los mal llamados ‘servidores públicos’ y hacer creer que en la atmósfera en la que viven todas las cosas son perfectas.
ENTORNO VIOLENTO
En el entorno de la violencia en Ciudad Juárez, muchos sectores han llegado a creer que los medios de comunicación son los culpables de que no haya un freno a la escalada de violencia.
Cada vez que se escribe de los capos del narcotráfico, de los grupos en contienda, de las feroces matanzas, de las narcopintas, de la corrupción policiaca y gubernamental, estamos alentando el miedo social, y fomentando el narcotráfico al realizar apologías periodísticas de los causantes del fenómeno delictivo.
A eso le han llamado los gobernantes vendidos, periodistas sin sentido social, corruptos, sin amor por ciudad Juárez.
En la carta que circuló la semana pasada se hacía alusión de todo lo anterior.
El documento refiere:
“Habrá a quienes les pesa en el alma que la situación que se vive en esta tan adolorida y golpeteada ciudad, por fin se esté tornando hacia el beneficio de la ciudadanía, pero nunca falta que los vendidos a los grupos criminales, quienes por estar en sus viendo intereses particulares e hinchar sus bolsillos permitan que esta ciudad fronteriza se venda a todo el mundo como la más violenta” (hasta aquí uno de sus párrafos).
Los que vivimos en ciudad Juárez, no tenemos los índices de medición para poder aportar datos tan relevantes como los mostrados a nivel nacional. Los periodistas no tenemos tratos con esas agrupaciones que se encargan, entre otras cosas, de medir la violencia, la corrupción y la transparencia. Solo escribimos sus reportes que son vergonzosos, por cierto.
¿Los gobernantes se molestarán también porque decimos que somos un país con autoridades corruptas? ¿estarán muy molestos nuestros políticos porque las mediciones de transparencia a nivel internacional nos hunden como nación con muy poca claridad en el manejo de la función pública?
En términos simples, el periodista y los medios de comunicación no inventamos las mediciones, solo las publicamos.
Cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos recomienda a sus ciudadanos y a todo el mundo ‘no viajar a México’, porque es un país inseguro y corrupto, ¿somos los periodistas los que le aportamos a la señora Clinton los datos de esa inseguridad y corrupción o son sus agencias de investigación las que generan los datos de lo que realmente es nuestro país? Los periodistas solo las publicamos.
El documento ‘Los dolidos, los miedosos y los vendidos del narcotráfico’ sigue:
“Cuando los medios de comunicación, reporteros, fotógrafos, editorialistas y quienes se dicen ser periodistas no quieren permitir que esta situación siga su curso en beneficio de la comunidad juarense, lejos de esto, buscan hacer las notas negativas del tamaño mayor posible para denigrar los trabajos que realizan las corporaciones.
El crear la confusión en la ciudadanía y establecer la falta de confianza de los juarenses en las policías es a la tarea a la que se han abocado los medios de comunicación en los últimos años, es decir, ¿quién le dijo a Armando Cabada, que el ser periodista es editorializar un noticiero y tratar de formar a toda costa un criterio al televidente cuando la noticia o la narración de la misma, debe ser veraz, oportuna y objetiva, para que la gente tenga la oportunidad de crear su propio criterio de la noticia real, y no el que los nefastos conductores quieran imponer?” (hasta aquí otra parte del documento).
Si bien es cierto, el Canal 44, propiedad de la familia Cabada, se ha extralimitado en cuanto al uso de la violencia en sus programas estelares de noticias, en lo particular, como interesado en la información televisiva diaria de la mayoría de los canales locales, nunca he escuchado que el gobernador, César Duarte; el alcalde, Héctor Murguía; los diputados, de todos los partidos que acuden al programa; los Fiscales, el estatal y el local y la mayoría de los funcionarios públicos que pasan por ese noticiero, principalmente con el conductor y director de Noticias, Armando Cabada, le expresen un grado de insatisfacción por el contenido editorial del canal televisivo.
Por el contrario, con mucha frecuencia, por no decir que siempre, los políticos aludidos alardean que “es un privilegio estar en el noticiero más escuchado y objetivo de televisión” y hasta “señor Cabada le dicen”. Entonces, ¿dónde está la indignación? Lloran como plañideras lo que no defienden como hombres.
En otra parte del documento se menciona lo siguiente:
“Cuando estos tipos ‘periodistas de quinta’ no conformes con la lamentable situación, le repiten tres veces al día la dosis de violencia a la ciudadanía, para seguirla alimentando de morbo y darle ideas a los mugrosos ociosos que nada más están buscado innovar las formas de hacer sus ataques, para que por la vía medios de comunicación creen el terrorismo en la ciudad.
¡Pero claro! Son muchos los intereses que tienen invertidos algunos medios de comunicación al explotar la lamentable y dolorosa etapa que sufre esta ciudad, y están seguros de que en cuanto se logre erradicar de tajo el problema, los sucios noticieros irán a la baja, las ventas de sus periódicos desaparecerán por completo y entonces será cuando sus bolsillos van a extrañar las penosas muertes que se dejaban ver por las calles de la ciudad.
Es tanto el nivel de miedo que tienen de que sus mediocres canales se dejen de ver en los televisores de los dolidos juarenses, que tienen que apoyar a los carteles de la droga presionando a través del golpeteo mediático a funcionarios de cualquier nivel, olvidando por completo la ética del periodista.
Los reporteros se han vuelto en extorsionadores corrientes al igual que quienes incendian negocios, o se rebajan a la par de un humillante secuestrador o un asesino que no nos explicamos cómo pueden dormir tranquilos tras privar de la vida a un niña, una señora o un ser humano, de igual forma los reporteros, los conductores y los editoriales, quienes promueven las mañas y estupideces de los malandros.
Juárez tiene cientos de atractivos que aún y con toda la situación de violencia que se ha vivido en esta ciudad, los vendedores del morbo, del amarillismo y de la nota roja, prefieren dar sus espacios más importantes para vanagloriar a los asesinos que aprovechan la hora pico de los noticieros, para hacer valer los convenios millonarios de publicidad entre cárteles y medios (propietarios) para publicar en vivo las marranadas que se hacen en esta ciudad, por eso muchos de ellos han sido amenazados y otros más asesinados, además de contar los exiliados, que ahora viven en El Paso, Texas.
No conformes con eso al percatarse de que a más de un mes de la llegada de un nuevo mando a la policía de los juarenses, quienes tienen que salvaguardar la vida de los suyos y quienes realmente son los que van a terminar con este gran problema, y se dan cuenta que están dando resultados.
Se dejan ver detenciones importantes de ambos bandos, sin permitir distinciones ni dar oportunidades, basta observar las amenazas que se han realizado contra mandos y agentes por hacer bien su trabajo, es tiempo de que los juarenses abramos los ojos y vendamos el Juárez que es en realidad y hagamos a un lado las estupideces que a diario repiten los canales vendidos para atosigar y presionar la salida de servidores públicos que ponen en aprietos a los jefes de la mafia y a algunos empresarios con los que se les relaciona por el “lavado” de dinero, que todos sabemos está manchado de sangre” (hasta aquí el documento total).
La transmisión del anterior documento, según el análisis que se hace del mismo, proviene de entidades (espero que no sean periodísticas) ligadas al poder.
Y aunque la crítica no está dirigida, en específico, a los medios impresos, es necesario hacer una defensa, no de los canales de televisión, ellos se defienden solos, sino del oficio periodístico, del riesgo que corren los comunicadores por las visiones absurdas que está emitiendo el poder en cuanto a la concepción de la comunicación.
Es imposible que las asociaciones de periodistas, totalmente corrompidas y vendidas al mejor postor, puedan salir a la defensa de los medios de comunicación que se pueden sentir aludidos con publicaciones espurias, lanzadas desde el anonimato.
No esperamos mucho de esas agrupaciones, que están al servicio del poder, que tienen tratos con el poder y que reciben canonjías con el poder…
Desde esta trinchera (no sé si humilde o no), no puedo hacer mucho y no pretendo generar esa defensa que no me corresponde. Este análisis está enfocado al debate, a una confrontación de ideas entre iguales, sin que medien las voraces plañideras que están incrustadas en el gobierno o que nos gobiernan.
Y cuando decimos entre iguales, se trata de discutir el tema con inteligencia, con altura, no con gritos y con pucheros como debaten los mujerujos del gobierno.
Cuando Julián Leyzaola Pérez fue nombrado Secretario Municipal de Seguridad Pública, los periodistas de Juárez no inventamos las averiguaciones por tortura y secuestro que existen en la ciudad de Tijuana, Baja California Norte, sino que esos datos fueron divulgados por los organismos de derechos humanos que están siguiendo el caso.
Los periodistas no inventamos la desaparición y muerte de cuatro jóvenes a manos de agentes de la policía municipal, hecho que sigue impune hasta este día. Ni tampoco pugnamos porque la autoridad municipal fingiera demencia endosando el caso a la Fiscalía Estatal que tampoco ha hecho nada para tranquilizar a la opinión pública.
Los periodistas no obligamos a un agente del grupo Delta a que acudiera a asaltar a una mujer y, de paso, a un camión de reparto de valores.
Los periodistas no inventamos que dos agentes de la municipal se convirtieran, en sus días francos, en ladrones de cajeros automáticos.
Todo lo anterior obra en autos y es parte de averiguaciones serias. Detrás de cada una de ellas existen ciudadanos lastimados y ofendidos que exigen una respuesta.
E insisto, que cada quien se defienda solo. Hoy, mi preocupación, es la forma tan mocha, tan cuadrada, como se intenta el desprestigio cuando las estrofas de los coros, no son del agrado de quienes gobiernan… Y ahora resulta que muchos periodistas de Juárez ya son como delincuentes extorsionadores, equiparados así por el simple hecho de decir lo que sienten y lo que piensan.
Yo preguntaría: en un debate serio, de profundidad, honesto… ¿quiénes son los delincuentes? Por allí deberíamos de iniciar, ubicando a cada quién en su posición, comparando la forma en cómo viven la mayoría de los periodistas en relación con los llamados servidores públicos. En ese momento sabríamos, sin lugar a dudas, quiénes son los delincuentes.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx
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