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¿Participar o no participar en la columna de Plata?

La Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez ha emitido la convocatoria del certamen anual denominado ‘Columna de Plata 2011’. Ante un abandono, en todos los sentidos, este evento que se vincula directamente con el gremio periodístico, es el único en su género y el que mayor atractivo tiene (o tenía) entre los que nos dedicamos a informar.
No dudo, como lo ha informado la misma Asociación de Periodistas, que en este momento muchos comunicadores, atraídos por la estatuilla, hayan enviado su trabajo a las oficinas de la APCJ.
El llamado ‘Premio Anual de Periodismo’ será entregado el 7 de junio del 2011 en sesión solemne de la Asociación de Periodistas, que en este momento está en manos del subdirector editorial del periódico El Diario, Pedro Torres Estrada que, por segunda ocasión, encabeza la directiva.
La pregunta que se hacen comunicadores de Ciudad Juárez es si es prudente y conveniente participar o no en el evento. Cada año, empresas periodísticas, han determinado, no como una decisión grupal o sectaria, dejar de participar en el premio anual, por los vicios en los que ha incurrido la APCJ.
Con cierto desaire, las quejas que han surgido en torno a la forma en que se realiza el certamen cuyo Comité Organizador está presidido por Humberto Leal Valenzuela, son tomadas como ‘grillas’, como efecto de la molestia que genera el no ganar el certamen.
Y todo se centra en el punto 10 de la convocatoria que señala, simple y llanamente, que “el veredicto del jurado será inapelable”.
En pocas palabras, estamos ante un jurado calificador infalible y de un criterio, aparentemente profesionalizado con las maestrías y doctorados de algunos de sus miembros (¡qué gran cosa!). Todo lo demás no vale en este mundo académico.
El punto 9 de la convocatoria abunda más sobre el infalible jurado calificador, dice que “será integrado por personalidades destacadas en el ámbito periodístico y/o académico reconocidos por su capacidad profesional…

Mi punto de vista

El evento denominado Columna de Plata se ha desvirtuado en su esencia o por lo menos en su origen que era el de alentar a los periodistas del Estado de Chihuahua y del país (ya que la convocatoria no establece si hay algún límite regional) a que presentaran sus “mejores trabajos” de acuerdo a las categorías de la convocatoria que en realidad debería decir géneros (que es lo correcto). Ahora, ese precepto de alentar la competencia de calidad, no existe, ya que durante los últimos certámenes hemos observado como estos premios se entregan en base a las preferencias que los directivos de la Asociación y sus cómplices en el jurado calificador.
Es una triste realidad, los premios se reparten entre ciertos medios de comunicación y periodistas. Y no se escatima la calidad de esos reporteros, editorialistas, comentaristas, fotógrafos y camarógrafos, se cuestiona el nulo sentido ético de algunos de los miembros del jurado.
El fondo del problema es que la Asociación pareciera que está literalmente tomada desde hace años por periodistas que tienen relación con específicos medios de comunicación y obedecen a intereses de patrones que, como gremlins, pululan en el deporte, en la construcción, en oficinas de prensa de los gobiernos, en asociaciones patronales…

Antecedente que contar

En un par de ocasiones he sido jurado del certamen Columna de Plata y he podido ser testigo de los criterios de evaluación que prevalecen en el infalible Jurado Calificador. Dichos criterios no están enmarcados en una visión profesional, sino en meras opiniones conceptuales y ocurrencias, ya que durante los momentos de análisis de los trabajos se defiende más al medio que al periodista.
En esos procesos no hay rubor, sino un abierto desprecio hacia lo que algunos miembros del jurado consideran “medios menores” o periodistas de segunda o tercera.
Por lo menos, en mi experiencia, se ha advertido que los ínclitos miembros del jurado calificador (salvo honrosísimas excepciones) son elegidos por su participación como editorialistas de El Diario, o porque son ‘académicos’ que opinan como fuentes en los trabajos que permanentemente realiza ese periódico en sus profundísimos análisis de los temas delictivos, sociales, políticos y económicos.
En esas ensaladas de egos, los miembros del jurado calificador toman en cuenta –para calificar, claro está- los asuntos banales y las absurdas trivialidades que se originan en la misma convocatoria.
El problema es el origen, no la intervención de El Diario y sus directivos de segundo nivel. El problema central es que el jurado ha llegado a confundir la Asociación con el periódico que estamos refiriendo.

Confusiones profesionales

Para este nuevo certamen se mite una convocatoria en las que se alientan las confusiones profesionales. Ahora, a los géneros, se les conoce como ‘categorías’, término que no establece ninguna conjunción entre el periodismo clásico y lo que se ha tomado como parte de un ensayo que ni siquiera forma parte de la formación académica de los futuros licenciados en periodismo.
No sé si sea la primera ocasión en que la convocatoria de la Columna de Plata incluya una verdadera trampa que aumentará el ya de por sí desprestigiado certamen.
En el punto número dos de la convocatoria se establece que “se aceptarán trabajos que, por su naturaleza del tema y por seguridad de los autores, hayan publicado sin su identidad. Si el autor decide permanecer en el anonimato el reconocimiento se entregará al medio”.
Claro. Bajo esta óptica, queda a criterio del jurado calificador creer en las fuentes informativas de la nota, en el origen de la información y en los criterios del periódico para publicar una nota sin firma.
Quiero entender que esta cláusula es ingresada para ir a tono con el periódico que organiza el certamen y que casi siempre se reparte las estatuillas.
La esencia del periodista es su firma, no el anonimato. El anonimato para garantizar la vida pertenece al periódico, no al periodista. Una nota va sin firma porque el autor puede sentirse con un auténtico temor y en ese miedo natural, el principio doctrinal (si se puede utilizar el término) dice que nota sin firma es nota sin raíz, sin ese contenido que el lector busca, porque en el fondo sabemos que (como escritores y como lectores) no estamos afrontando la realidad como es… y la realidad es que no tenemos seguridad.
Si no tenemos seguridad, entonces la autoridad está fallando y si la autoridad está fallando, como periodistas, como parte de un medio de comunicación, estamos obligados a generar esa crítica enérgica… la nota que ganaría cualquier certamen sería la que enarbola la bandera de muchos, no la que hace otras denuncias o describe la maldad de los delincuentes que los gobiernos protegen.
Cuando he hecho críticas al sacerdote católico Hesiquio Trevizo por sus artículos editoriales en El Diario, no centro el análisis en el contenido, sino en el plagio de los contenidos. Un editorialista puede citar, pero nunca plagiar el pensamiento y el trabajo de otros sin darle crédito.

Sigo con el certamen

Con mucha facilidad se declaran ‘desiertos’ algunos de los géneros o categorías, porque a alguno de los ‘santones’ que invitan como jurado no les gustan los trabajos recibidos. Una sola voz, que en muchas ocasiones proviene de personas que ni siquiera están activos como articulistas o reporteros, es escuchada más que los criterios que emanan del sentido común de un colectivo.
Según el Comité Organizador, para no hacer juicio parcial de los paquetes a analizarse, entrega los trabajos de radio y televisión a periodistas de medios impresos y viceversa. Esa posición, aunque pudiera considerarse equitativa, no es más que un error más en el que se incurre, pues quien califica ignora asuntos técnicos, fonéticos, gramaticales y editoriales que son propios de cada especialidad. El problema en este punto es, volvemos a lo mismo, la forma tan obvia como se preteje a ciertas casas editoriales y a los reporteros afines de otros medios.
Suena ilógico que un par de medios de comunicación en Juárez sean objeto de una brillantes periodística, cuando en el escenario diario podemos observar que no siempre los medios ‘ganadores’ y sus periodistas son los que generan los asuntos de interés de la ciudad y promueven las investigaciones de hechos que se convierten en noticia nacional e internacional.
Muchas veces se premian compendios informativos y bases de datos conjuntados en trabajos periodísticos, en el nuevo criterio conocido como ‘San Internet’, ‘San Wikileaks’, ‘San YouTube’ y ‘Santa Wikipedia’. Esa falta de profundidad y de conocimiento del género, desmotiva a periodistas que se esfuerzan diariamente en la labor que realizan.
Los más de 500 reporteros de la zona norte (incluyendo los medios hispanos de El Paso), todos los días intentan (y lo hacen muy bien), profesionalizar sus investigaciones, pues sus notas, sus fotos, sus reportajes, sus crónicas, sus comentarios y videos informativos están en medios internacionales o son tomados como base de investigaciones en otras partes del mundo.
Pero en las garras de algunas de las personalidades académicas y periodísticas que conforman el jurado calificador, estos trabajos se ven opacados por los compromisos antiéticos y de amistad que tienen con sus amigos y socios.
A lo anterior hay que agregar la tibieza del Comité Organizador de la Columna de Plata que escucha, pero no se impone, al momento en que se le pide una opinión que logre sacar adelante una discusión de menor envergadura.
En mi paso como miembro del jurado, en los géneros que se derivan de radio y televisión, califiqué como ‘buenos y excelentes trabajos’, envíos de gente desconocida para un servidor. Evité declarar desiertos algunos de los géneros, como era la intención de uno de los miembros del jurado por la simple razón de que “el participante” había equivocado la categoría o género. Absurdo y cruel.
No prevaleció el intento pues el punto fue defendido por varios integrantes del grupo a cargo de la calificación.
Para que el concurso sea equitativo, realmente equitativo, es deseable que se invite como jurado a gente plural que no represente la corriente de pensamiento y los intereses del medio de comunicación que está al frente de la Asociación. Es absurdo que se inviten y acepten como jurado a tantos colaboradores o excolaboradores de El Diario, incluyendo a los jefes de información (que están a cargo de los reporteros) y que, por obviedad, tratarán de defender su trabajo y el de sus subalternos.
En el género de columna periodística, es deseable que intervenga como jurado calificador gente que no esté ‘entregada’ a los cotos de poder político, pues es evidente que muchas de las participaciones editoriales serán bloqueadas para no hacer quedar mal a los mecenas que se encargan de pagar las fiestas de la Asociación de Periodistas de Ciudad Juárez, los viajes de los directivos a eventos nacionales e internacionales y las otras prebendas que se obtienen.
No intento hacer de esta posición una polémica pública. Particularmente no intento influir con los trabajadores de El Mexicano ni de ningún otro medio, pues queda más que claro que en los tiempos actuales nadie influye en nadie.
Como recomendación, dialoguen con Roberto Delgado Escalante, que ha manifestado públicamente algunas ‘buenas intenciones’ por cambiar el rumbo de la APCJ que se ha visto opacada por la voracidad de algunos de los miembros (de la directiva, claro está); cuando este joven, recientemente elegido como presidente de la Asociación decidió llamar a su planilla ‘Nueva Generación’, tenía en mente los vicios en los que ha incurrido el organismo, las vendetas, las divisiones y los acciones deliberadas en la que se incurre por los excesos de poder.
No he puesto una fe ciega en Delgado Escalante, pues son evidentes su procedencia y sus apoyos. Basta ver los nombres de quienes lo acompañan en la nueva administración para adivinar por qué llegó y quién impulsó su candidatura. Si el nuevo presidente no cumple con su promesa de dignificar la agrupación, no será más que una marioneta más del poder que representa él y su planilla.
Gracias por su atención y reciban este documento, como una simple opinión.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx

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