Muchos clérigos de todas las corrientes religiosas del país se preparan para vivir, según ellos, un aniversario luctuoso más de Nuestro Señor Jesucristo. Tramposamente le llaman la Semana Santa porque está provista de una falsa y mentirosa religiosidad a base de incienso, palmas y agua bendita, pan y aceite consagrado, crucifijos y lavatorio de pies.
Todo es parte de la trampa anual para hacer creer que Cristo va a volver a morir y a resucitar para luego subir a una cruz donde estará todo el año y ¡claro está!, en los templos católicos.
En la vorágine de este evento anual, han caído muchas iglesias cristianas que creen que la ‘semana santa’ es universal y que debe de convertirse en una forma de suplicio para los que creemos en Jesús. Bajo esa lógica, cada año, nos damos a la tarea de recordar el obituario de esa trascendental muerte para volver a repasar cada una de sus enseñanzas.
La semana santa es el recordatorio de muchas cosas: el exceso de los sacerdotes que dominaban en sistema religioso de ese tiempo; el exceso y la cobardía de los gobernantes romanos; la traición de Judas; la cobardía de Pedro y los otros 10 apóstoles; la valentía de José de Arimatea y Nicodemo uno le ayudó a cargar la cruz y el otro reclamó su cuerpo; la fe de las mujeres que fueron y siguen siendo testigos de la resurrección de Jesús… en fin.
Los teólogos nos invitan a colocarnos en cada uno de los supuestos anteriores. Se asume que en las estructuras sociales, políticas y religiosas hay traidores y fieles; vengativos, pusilánimes y hombres de bien, dispuestos a morir por las causas que valen la pena… y a veces por las que no valen; guías ciegos y poderosos miopes que juzgan a inocentes para quedar bien con los otros poderosos y hombres cabales que se juegan cada minuto por reclamar la justicia.
Si realmente existiera una semana santa, no se englobaría en la absurda parafernalia de la Iglesia Católica, sino en la sencillez del evangelio, en la súplica del ser humano hacia Jesús para que, este fabuloso Dios, nos fuera guiando hasta su estatura misma.
EL RECLAMO DIVINO
Permítame hacer una referencia a un imaginario pero, estoy seguro, real diálogo entre Dios y el hombre. Este escenario ficticio puede servir para entender lo que el Señor quiere para su auténtica iglesia, no para los remedos de congregaciones religiosas oscuras, llenas de vanidad y de líderes religiosos soberbios y traidores a su propio pueblo.
El dialogó sería así:
Llamó Dios a todos los líderes cristianos del Siglo XXI, principalmente a los que han erigido en su nombre grandes iglesias y grandes mentiras y les dijo: Oigan los estatutos y decretos que yo, Dios, pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.
Hace muchos años, Dios hizo pacto con nosotros
No con nuestros padres hizo el Señor este pacto, sino con vosotros, todos los que estamos aquí hoy vivos.
1- Yo soy el Señor tu Dios, que saqué a los antiguos de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Y a los que han conocido el poder de Jesús, los he sacado de sus prisiones terrenales, de una vida religiosa esclavizante y sin sentido. Los he liberado de sus cargas, de sus temores, porque Yo Soy y sigo siendo su Dios.
2- No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti esculturas (esto incluye a las vírgenes que han hecho pasar como mi madre terrenal), ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás, ni les llevarás dinero, ni veladoras ni nada que se le parezca, porque como dice mi palabra “tienen ojos y no ven… oídos y no oyen”; porque yo soy El Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. No te inclinarás a los que se autonombran ‘sacerdotes’, ‘obispos’, ‘papas’, ‘pastores’, ‘apóstoles’ y ‘profetas’. Escucharás solo a aquellos que tengan una vida que esté en concordancia con el Evangelio y que den frutos en todos los sentidos. No creerás sus predicaciones que hablen de dinero, dinero, dinero; aborrece a los que se han enriquecido con el Evangelio y con mi nombre, porque Yo Soy el Señor tu Dios, que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis estatutos.
3- No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque el Señor no dará por inocente al que tome su nombre en vano. No lo hagas, como lo hacen diariamente infinidad de sacerdotes católicos, pastores y líderes religiosos cristianos que se han autonombrado mis representantes en la tierra y han hecho de la fe un negocio y una falsa concepción de lo que es el fundamento del evangelio que yo dejé a mi pueblo. No lo hagas como lo hacen los líderes religiosos católicos que se mezclan con los delincuentes y reciben sus ganancias fatuas, que violan a niños, que viven del dinero del pueblo y que se han ensoberbecido.
4- Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo dedicado al Señor; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Este mandamiento no lo tomarás de pretexto para vivir de los demás. Recomienda a los automombrados líderes religiosos que trabajen los seis días de la semana y descansen el séptimo día para alabar mi nombre. Porque han cambiado la regla, descansan seis días y dicen trabajar el séptimo, en las cosas mías.
5- Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que el Señor tu Dios. Este mandamiento incluye a los padres de los líderes religiosos que son abandonados con el pretexto de que son impíos y que no se van a salvar porque no creen las mentiras que predican sus hijos. El auténtico cristiano cuida de sus padres y los honra, no únicamente con sus atenciones, sino con su testimonio. Procura no avergonzarlo haciendo creer que son poseedores de una fe intachable, cuando por dentro son sepulcros blanqueados, podridos y nauseabundos.
6- No matarás. Este mandamiento incluye la muerte física y la muerte espiritual. Ambas serán condenadas por Mí, el Señor Tu Dios. No acepto que tus fantasías como falsos apóstoles, pastores y líderes religiosos acaben con la poca fe que tiene la gente. Te repito: No Matarás el cuerpo, pero tampoco la fe.
7- No cometerás adulterio. Y te lo advierto: ya detente. Las mujeres, los niños, los y las adolescentes que se acercan a la vida de fe, van en busca del Dios Todo Poderoso, no van busca sexo, ni de tus trampas que como líder religioso les pones. A ellas y ellos no les importan tus trajes caros, tus extravagancias, tus atuendos, les importa lo que creen les puedes enseñar de mi. Ya saca tu lujuria de mi Iglesia y santifícala.
8- No hurtarás. Una vez más te lo digo: no robes. El dinero que le quitas a la gente es algo injusto, porque usas mi nombre para que caigan en tus trampas. Mientras tú vives muy bien sintiéndote mi siervo, ellos sufren en sus casas, sin dinero, sin paz, sin esperanza. Se prudente, porque te lo digo una vez más: no robes a mi pueblo, déjalo en paz.
9- No dirás falso testimonio contra tu prójimo. No tienes derecho a ensuciar la vida de los que no piensan igual que tú, aunque te duela que te digan las cosas que hablan de tu maldad y tus desviaciones dentro de la Iglesia (que es Mía y que tú la has tomado para hacer tus fechorías). Cuida a quienes hablen mal de ti o a los que te exhorten, porque son las personas que yo utilizo para que entiendas que Yo Soy tu Dios, fuerte y celoso.
10- No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Si quieres algo de tu prójimo, trabaja. No le quites a nadie lo que no te pertenece. Recuerda que el matrimonio yo lo sello con mi amor y mi misericordia. No permito que nadie, mucho menos alguien que se ha autoproclamado líder religioso, atente contra esa institución sagrada.
¿Vale la pena lo que estamos haciendo con este mundo maravilloso y con la fe que Dios nos dio? Antes de defender rabiosamente a su pastor, a su líder religioso, a su religión, defienda a Jesucristo, que es manso, bueno, padre de amor, misericordioso… y no miente.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx
Todo es parte de la trampa anual para hacer creer que Cristo va a volver a morir y a resucitar para luego subir a una cruz donde estará todo el año y ¡claro está!, en los templos católicos.
En la vorágine de este evento anual, han caído muchas iglesias cristianas que creen que la ‘semana santa’ es universal y que debe de convertirse en una forma de suplicio para los que creemos en Jesús. Bajo esa lógica, cada año, nos damos a la tarea de recordar el obituario de esa trascendental muerte para volver a repasar cada una de sus enseñanzas.
La semana santa es el recordatorio de muchas cosas: el exceso de los sacerdotes que dominaban en sistema religioso de ese tiempo; el exceso y la cobardía de los gobernantes romanos; la traición de Judas; la cobardía de Pedro y los otros 10 apóstoles; la valentía de José de Arimatea y Nicodemo uno le ayudó a cargar la cruz y el otro reclamó su cuerpo; la fe de las mujeres que fueron y siguen siendo testigos de la resurrección de Jesús… en fin.
Los teólogos nos invitan a colocarnos en cada uno de los supuestos anteriores. Se asume que en las estructuras sociales, políticas y religiosas hay traidores y fieles; vengativos, pusilánimes y hombres de bien, dispuestos a morir por las causas que valen la pena… y a veces por las que no valen; guías ciegos y poderosos miopes que juzgan a inocentes para quedar bien con los otros poderosos y hombres cabales que se juegan cada minuto por reclamar la justicia.
Si realmente existiera una semana santa, no se englobaría en la absurda parafernalia de la Iglesia Católica, sino en la sencillez del evangelio, en la súplica del ser humano hacia Jesús para que, este fabuloso Dios, nos fuera guiando hasta su estatura misma.
EL RECLAMO DIVINO
Permítame hacer una referencia a un imaginario pero, estoy seguro, real diálogo entre Dios y el hombre. Este escenario ficticio puede servir para entender lo que el Señor quiere para su auténtica iglesia, no para los remedos de congregaciones religiosas oscuras, llenas de vanidad y de líderes religiosos soberbios y traidores a su propio pueblo.
El dialogó sería así:
Llamó Dios a todos los líderes cristianos del Siglo XXI, principalmente a los que han erigido en su nombre grandes iglesias y grandes mentiras y les dijo: Oigan los estatutos y decretos que yo, Dios, pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.
Hace muchos años, Dios hizo pacto con nosotros
No con nuestros padres hizo el Señor este pacto, sino con vosotros, todos los que estamos aquí hoy vivos.
1- Yo soy el Señor tu Dios, que saqué a los antiguos de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Y a los que han conocido el poder de Jesús, los he sacado de sus prisiones terrenales, de una vida religiosa esclavizante y sin sentido. Los he liberado de sus cargas, de sus temores, porque Yo Soy y sigo siendo su Dios.
2- No tendrás dioses ajenos delante de mí. No harás para ti esculturas (esto incluye a las vírgenes que han hecho pasar como mi madre terrenal), ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás, ni les llevarás dinero, ni veladoras ni nada que se le parezca, porque como dice mi palabra “tienen ojos y no ven… oídos y no oyen”; porque yo soy El Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. No te inclinarás a los que se autonombran ‘sacerdotes’, ‘obispos’, ‘papas’, ‘pastores’, ‘apóstoles’ y ‘profetas’. Escucharás solo a aquellos que tengan una vida que esté en concordancia con el Evangelio y que den frutos en todos los sentidos. No creerás sus predicaciones que hablen de dinero, dinero, dinero; aborrece a los que se han enriquecido con el Evangelio y con mi nombre, porque Yo Soy el Señor tu Dios, que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis estatutos.
3- No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque el Señor no dará por inocente al que tome su nombre en vano. No lo hagas, como lo hacen diariamente infinidad de sacerdotes católicos, pastores y líderes religiosos cristianos que se han autonombrado mis representantes en la tierra y han hecho de la fe un negocio y una falsa concepción de lo que es el fundamento del evangelio que yo dejé a mi pueblo. No lo hagas como lo hacen los líderes religiosos católicos que se mezclan con los delincuentes y reciben sus ganancias fatuas, que violan a niños, que viven del dinero del pueblo y que se han ensoberbecido.
4- Guardarás el día de reposo para santificarlo, como el Señor tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo dedicado al Señor; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Este mandamiento no lo tomarás de pretexto para vivir de los demás. Recomienda a los automombrados líderes religiosos que trabajen los seis días de la semana y descansen el séptimo día para alabar mi nombre. Porque han cambiado la regla, descansan seis días y dicen trabajar el séptimo, en las cosas mías.
5- Honra a tu padre y a tu madre, como el Señor tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que el Señor tu Dios. Este mandamiento incluye a los padres de los líderes religiosos que son abandonados con el pretexto de que son impíos y que no se van a salvar porque no creen las mentiras que predican sus hijos. El auténtico cristiano cuida de sus padres y los honra, no únicamente con sus atenciones, sino con su testimonio. Procura no avergonzarlo haciendo creer que son poseedores de una fe intachable, cuando por dentro son sepulcros blanqueados, podridos y nauseabundos.
6- No matarás. Este mandamiento incluye la muerte física y la muerte espiritual. Ambas serán condenadas por Mí, el Señor Tu Dios. No acepto que tus fantasías como falsos apóstoles, pastores y líderes religiosos acaben con la poca fe que tiene la gente. Te repito: No Matarás el cuerpo, pero tampoco la fe.
7- No cometerás adulterio. Y te lo advierto: ya detente. Las mujeres, los niños, los y las adolescentes que se acercan a la vida de fe, van en busca del Dios Todo Poderoso, no van busca sexo, ni de tus trampas que como líder religioso les pones. A ellas y ellos no les importan tus trajes caros, tus extravagancias, tus atuendos, les importa lo que creen les puedes enseñar de mi. Ya saca tu lujuria de mi Iglesia y santifícala.
8- No hurtarás. Una vez más te lo digo: no robes. El dinero que le quitas a la gente es algo injusto, porque usas mi nombre para que caigan en tus trampas. Mientras tú vives muy bien sintiéndote mi siervo, ellos sufren en sus casas, sin dinero, sin paz, sin esperanza. Se prudente, porque te lo digo una vez más: no robes a mi pueblo, déjalo en paz.
9- No dirás falso testimonio contra tu prójimo. No tienes derecho a ensuciar la vida de los que no piensan igual que tú, aunque te duela que te digan las cosas que hablan de tu maldad y tus desviaciones dentro de la Iglesia (que es Mía y que tú la has tomado para hacer tus fechorías). Cuida a quienes hablen mal de ti o a los que te exhorten, porque son las personas que yo utilizo para que entiendas que Yo Soy tu Dios, fuerte y celoso.
10- No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Si quieres algo de tu prójimo, trabaja. No le quites a nadie lo que no te pertenece. Recuerda que el matrimonio yo lo sello con mi amor y mi misericordia. No permito que nadie, mucho menos alguien que se ha autoproclamado líder religioso, atente contra esa institución sagrada.
¿Vale la pena lo que estamos haciendo con este mundo maravilloso y con la fe que Dios nos dio? Antes de defender rabiosamente a su pastor, a su líder religioso, a su religión, defienda a Jesucristo, que es manso, bueno, padre de amor, misericordioso… y no miente.
Escriba a Rafael Navarro dirjua@prodigy.net.mx
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